Pasión, equilibrio y delirio en el nuevo concierto de Ibermúsica
martes, 4 de noviembre de 2025
Tres palabras resumen el programa que Ibermúsica ofrece el próximo 5 de noviembre a las 19:30 en el Auditorio Nacional de Música de Madrid: La pasión heroica de Rossini, el equilibrio luminoso de Mozart y el delirio visionario de Berlioz. Tres estilos, tres mundos, tres formas de sentir la música. Desde el amanecer sereno de los Alpes hasta el torbellino pasional de los sueños de Berlioz, este concierto traza un viaje emocional a través de la historia de la música. Rossini, Mozart y Berlioz nos guían por paisajes de heroísmo, belleza y delirio: tres visiones del alma humana, tres formas de convertir la emoción en sonido. Todo ello con la Orchestra della Rai Torino, bajo la dirección de Andrés Orozco Estrada y con Michael Barenboim, hijo del director de orquesta Daniel Barenboim y de la pianista Yelena Bashkírova, al violín.
Tres obras innovadoras en su concepción y orquestación y llenas de energía se reúnen en este programa. Si la Sinfonía fantástica de Berlioz es una de las obras orquestales más singulares de la historia, la orquestación y el sentido del drama de la obertura de Guillermo Tell de Rossini no fueron menos rompedoras en su tiempo. Y el Concierto para violín núm. 4 de Mozart es un estallido de luz y alegría.
Entre 1773 y 1775, Mozart compuso sus cinco conciertos para violín. Fue un período muy productivo para el joven de Salzburgo (por cierto, él y Herbert von Karajan nacieron en la misma calle, uno enfrente de otro, aunque con 117 años de diferencia). El Cuarto Concierto prefigura los grandes conciertos para el instrumento que vendrían después y presenta diferencias radicales con respecto a los conciertos convencionales de la época. Por su parte, la Fantástica de Berlioz además de por su innovadora orquestación, destaca por sus elementos autobiográficos, su alto carácter descriptivo y su uso de una idea fija recurrente que representa a la persona amada.
La música de este magnífico concierto invita a viajar a través de tres mundos sonoros fascinantes, tres universos donde la emoción y el arte se dan la mano. Desde las montañas suizas de Rossini, pasando por la elegancia luminosa de Mozart, hasta llegar al torbellino pasional de Berlioz, este programa es casi una historia del alma humana: su calma, su alegría... y su delirio. Rossini nos muestra el impulso heroico, Mozart el equilibrio y la belleza, y Berlioz la pasión desbordada. Tres miradas distintas hacia lo humano, tres formas de contar una historia sin palabras.
La ópera con la que Rossini se retiró
Se comienza con un clásico absoluto, la obertura de Guillermo Tell, la última ópera que escribió Rossini antes de retirarse de los escenarios a los 37 años, en la cima de su fama. Rossini, conocido por su chispa y su sentido del humor, aquí sorprende con una partitura profundamente romántica y descriptiva, casi pictórica. El comienzo es puro amanecer alpino: los violonchelos dibujan un paisaje sereno, la luz se abre paso poco a poco. Luego llega la tormenta —el viento, los truenos, el vértigo—, seguida por una escena rural donde los pastores suizos tocan su ranz des vaches, esa melodía nostálgica de las montañas. Y finalmente... el estallido. La famosa cabalgata final, trepidante, heroica, inconfundible. Rossini se despide del teatro con una explosión de vitalidad: una montaña rusa de emociones que sigue emocionando dos siglos después.
Alegría desbordante de Mozart
Y de la pasión heroica pasamos a la gracia pura. Mozart tenía apenas 19 años cuando escribió este concierto. Ya era concertino en la corte de Salzburgo y, aunque joven, dominaba con naturalidad el lenguaje más elegante y equilibrado del clasicismo. El primer movimiento abre con una alegría contenida, luminosa, donde el violín dialoga con la orquesta con elegancia casi teatral. El segundo movimiento es otra cosa: una página de belleza íntima, casi una confesión. Mozart no escribe notas, escribe sentimientos. El violín canta con una voz humana, dulce, melancólica. Y el rondó final nos devuelve la sonrisa: un juego de ritmos y giros inesperados, lleno de gracia, humor y virtuosismo. Es un Mozart libre, joven, ingenioso, que se divierte haciendo música y que, sin saberlo, está dejando al mundo una joya eterna.
Hector Berlioz y el Romanticismo
Y ahora... nos adentramos en otro territorio. Con Berlioz se entra de lleno en el Romanticismo. Y se hace con una obra que es mucho más que una sinfonía: es un relato autobiográfico, una confesión apasionada, incluso un delirio. La Sinfonía fantástica nació de una obsesión amorosa. Berlioz, enamorado perdidamente de la actriz irlandesa Harriet Smithson, volcó en esta partitura toda su pasión y su angustia. Es la historia de un artista que, tras tomar opio, sueña con su amada y la ve transformarse en visión, en pesadilla, en condena.
El primer movimiento es el sueño del amor ideal; el segundo, un baile elegante en un salón parisino; el tercero, una escena campestre que parece traer calma... hasta que el desasosiego vuelve. Luego llega la célebre Marcha al cadalso: el artista, convencido de haber asesinado a su amada, es conducido a la guillotina, y justo antes de que caiga la hoja, oímos por última vez el tema de su amada. El final, el Sabbat, es un aquelarre demencial: la amada regresa convertida en bruja, el Dies Irae resuena entre risas macabras, y toda la orquesta estalla en una danza frenética. Berlioz rompe todas las reglas: crea nuevos timbres, orquesta con audacia y convierte la música en un teatro de emociones. La Sinfonía fantástica marca el nacimiento del Romanticismo sinfónico moderno.
55 años de buena música
Ibermúsica fue fundada por Alfonso Aijón en 1970, quien se propuso traer a España las mejores agrupaciones sinfónicas del mundo. Desde entonces Ibermúsica, ha evolucionado en concordancia con los tiempos conservando la calidad artística, el rigor y la pasión por el arte y la música. La institución ha trabajado durante 55 años y la relación de artistas que han debutado en España de la mano de Ibermúsica es enorme, gracias a la profesionalidad que ha sido consigna de esta casa. Asimismo, gracias a Ibermúsica se han estrenado en España numerosas obras de compositores tan relevantes como Stravinsky o Shostakovich. De la mano de Llorenç Caballero, actual Director General de la compañía, Ibermúsica sigue apostando por traer a nuestro país la mejor música con los mejores directores, solistas y orquestas del mundo en Madrid.
Quienes estén interesados en adquirir localidades, aún hay disponibles en:
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